ROTA
Quiero
callar mi boca porque no son mis palabras.
Colocarme
las manos en los hombros, incrustarme los dedos adentro y arrancarme la piel
entera. Desvestirme de ellos, despertar en mí.
Pero tengo estas piedras en las cuencas oculares. Algo se toma de las manos para
apoyarse en mi pecho y oprimir. Dominar las lágrimas que se desprenden de los
ojos de piedra, ignorar la sangre como único símbolo de mi
honestidad. Mi
grito que suena a animal perdido.
Enuncio
la herida por primera vez, la muestro. Es un poco tarde, soy el arma maestra
de destrucción para terminar conmigo.
Yo
misma me siento a que me duelan los días, a comerme los silencios y soñar con
manjares que no merezco.
Me
pinto la cárcel en los ojos de piedra y sueño que soy una niña que no conozco
y ella tampoco a mí, pero que me salva de mi nombre de yunque que me lleva a las profundidades de estar toda rota.
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